«La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente».
François Mauriac (1905-1970) Escritor francés.
El dolor de la pérdida a veces es tan intenso que deja su huella en forma de lágrimas derramadas o no.
Muchos son los Manuales, artículos, expertos y profesionales que han abordado y abordan el tema del final de la vida, la muerte y el duelo, pero existe un hecho innegable a todo ser humano, y es que hasta que no experimentas de cerca ésa pérdida no comprendes lo desgarrador, desestabilizador y doloroso que puede llegar a ser.
Una lección que debemos aprender es que desde que nacemos, existe un suceso natural e inalterable, a pesar de nuestros deseos, que acorta el tiempo de vida, pero suma experiencias, emociones y recuerdos y ése elemento es la muerte. No importa tu condición, riqueza, ni deseos llega y como tal se debe conocer y aceptar. Es duro, doloroso, desgarrador, desarraiga, hace temblar tus valores y creencias, pero si en el proceso previo a la pérdida, el acompañar a tu familiar lo transformas en recuerdos y vivencias compartidas, es un regalo de por vida y de celebración.
Porque los recuerdos pueden convertirse en lecciones de vida y enseñanzas a compartir con las siguientes generaciones. Porque toda dificultad si se afronta desde la visión de lucha, esperanza y con una perspectiva positiva nos aporta beneficios, nos hace más fuerte, le otorga sentido a la vida de la persona fallecida y como consecuencia a la nuestra. Es la denominada RESILIENCIA y se caracteriza por:
Características de la Resiliencia
Por eso dedico estas palabras a todas esas personas que dejaron su esencia, huella, recuerdos, aprendizajes que tras su pérdida fortalecieron el vínculo que nos unía, une y unirá.
Mis mejores deseos a todos los que me enseñaron, me enseñan y me enseñarán que la vida es un bien preciado a compartir con los que nos rodean.
Bibliografía que os puede ser de interés:
- Elisabeth Kübler-Ross
- Y su discípulo David Kessler
- Alba Payàs de IPIR
- Ramón Bayés
