Existen Profesiones que pueden enriquecerte a nivel social, a nivel profesional y/o a nivel personal, existe la coincidencia y tengo la gran suerte de poder decir que en mi caso, las tres áreas se dan. Y es que la Psicología te aporta vivencias, experiencias y emociones a flor de piel, desgarradoras, que te traspasan, que sacuden la visión de ciertos aspectos de tu/la vida, que te alegran, te cautivan y fascinan. Ésta fue en su día mi elección, estoy muy feliz con ella y no hay día en que no aprenda algo, de ahí que me haya puesto a pensar, que sin ella, la Psicología, no sería lo que soy, en este “aquí y ahora”.

Qué es el punto A y por qué debes buscarlo antes que el punto G

Es una Profesión exigente, dura, que requiere de mucha dosis de paciencia, empatía, anteponer escuchar a hablar, observar, de una formación actualizada y continuada constante… pero también, romper, olvidar y quitar etiquetas, no presuponer, no enjuiciar, porque por mucha Profesión, experiencia, especialidades o pacientes, hay una variable que no varía, “somos personas antes que profesionales”. Y como tales, también necesitamos de una vía de escape, de una liberación emocional, de solución de conflictos o problemas, porque en caso contrario no nos sentiremos en plenas condiciones físicas, emocionales y/o psicológicas a nivel personal, lo que irremediable e indudablemente redundará y afectará a nuestra esfera profesional.

Es sencilla la teoría, ¿verdad? Pero, ¿qué podemos hacer los psicólogos para poder expresar esas emociones, sentimientos, conflictos, esas dudas, preguntas o comentar aspectos laborables?¿A quién podemos contar esa información?

Como sabréis, l@os psicólog@s debemos, por el tipo de información que precisamos para realizar nuestra labor, seguir unos Principios y Protocolos para garantizar la Protección de Datos de los pacientes, la conocida Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal.

Además de la Normativa referente al Consejo General de la Psicología en España sobre el Código Deontológico de los Psicólogos. Otro motivo por el que tampoco es ético ni profesional tener como pacientes a familiares, pareja o amigos, porque no es terapéutico para el paciente y por tanto no cumple la pauta de no maleficencia.

Ello, ¿qué implica? Que NO podemos NI debemos comentar con nuestros familiares, parejas ni amigos, aspectos de nuestros pacientes, ni su intervención, tratamiento, características, ni si conoce o no a cierto paciente que acude al despacho, etc. Del mismo modo que tampoco situaciones relacionadas con el proceso terapéutico ni la relación paciente-psicólogo.

Pin It on Pinterest