“Desde pequeño he tenido que oír muchas veces los mismos comentarios: “eres un vago, lo has hecho a propósito, estate quieto, ¡ya has sido tú otra vez! o nunca servirás para nada” o sólo empezar el curso tenía una de esas “maravillosas” notas en mi agenda que decía que si seguía así suspendería el curso o repetiría.
El hecho de no conseguir hacer las cosas como los demás o el dar disgustos a mi familia hacía que me sintiera mal y diferente.
Empecé a comprender muchas cosas cuando me explicaron que todo ello se debía en gran medida al Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH). Algunas personas tienen menos capacidad para regular su actividad motora, controlar sus impulsos y fijar la atención.
Cuando esto te afecta en tu vida diaria (en la escuela, en la familia, con los amigos,…) es necesario la ayuda de un profesional que te explique qué es el TDAH, que te comprenda y te ayude a conseguir que los demás también te comprendan.
MADRE: ¡No dejas hablar a los amigos!, ¡No haces más que contestar!, ¡No haces caso en clase, No puedes estar quieto y no te concentras!.
NIÑ@: Soy HIPERACTIV@, pero NO muerdo.
¡Ya era hora de que se dieran cuenta de que no siempre es culpa mía!”.